CONVALECENCIA

lhomme-qui-marche

Consultando el Diccionario Médico de la Universidad de Salamanca, convalecencia (Del lat. convalescentĭa)  se define como el proceso de recuperación de fuerzas y salud tras un proceso patológico.

Para poder hablar de convalecencia, deberíamos hablar de enfermedad, accidente u operación ya que las definiciones que he consultado, le dan a este proceso un carácter físico. En esta ocasión vamos a darle una connotación alternativa haciendo referencia a lo espiritual, al proceso de recuperación del alma.

Hablamos pues del período que pasa desde lo ocurrido hasta restablecerse. En ocasiones el proceso de convalecencia no comienza hasta prestar conciencia de lo ocurrido, a veces la negación de los hechos la hace más urgente. Cuesta, cuesta mucho y a veces se pierde el camino.

Quise empezar mi convalecencia hace ya unos meses, no pude. A veces un suceso lleva a otro y acaba convirtiéndose en una espiral muy atractiva a la que no sabes o no quieres escapar. Pero el punto final a veces viene dado y cuando quieres darte cuenta es demasiado tarde para recular.

Tantas veces me he dicho que no  merecía la pena torcerse la vida, que a veces los acontecimientos extraños fuerzan una enfermedad espiritual a la que rara vez se tiene salida.  En ocasiones se les llama ilusiones, otras espejismos, pero su final no siempre tienen algo mágico. Al contrario, se siguen de amargos resultados que nos dejan  un sabor acre en la boca, un fotograma ridículo en el recuerdo y ganas de explicar por qué y por qué no.

Después viene siempre el silencio y la prudencia. Llantos ocultos a la sombra del escaparate que es la vida diaria, la rutina, la dichosa rutina que machaca nuestros verdaderos yo. O su espejismo.

Convalecencia, ese estado que intento alcanzar y me pongo trabas de nuevo. Como si tuviera algún sentido. Como si lo que yo creyera fuera cierto. Como si no supiera que han de llegarme ya las ganas de arrancarla; como si ya no quisiera imaginarme la vida como era ¿Quiero?

La canción de hoy pone banda sonora a uno de esos momentos en que quise empezar mi convalecencia por enésima vez. Dicen que quién la sigue la consigue. Gracias.

Moby. Porcelain.

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